En mis sueños
inventé tus rasgos, facultades
imaginadas del color,
creaciones de un fantasma
real,
tan solo, por decreto de mi retrato
pintor
que rasga la perfección, mientras delinea tus
contornos
Tan lejana de mí,
¿Quién puede, acaso decir lo real del amor?
¿Quién puede, -¡que se atreva!-
con la belleza perversa de cualquier verdad?
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