De niño me querían mucho,
eran días especiales,
soñados, irretornables.
Veía
fotos de
felices, conocidos;
fotos de
felices, conocidos;
etéreas,
paradisíacas.
Un buen día,
conocí a Malinche.
Todo alrededor fue entonces,
como en esos días.
Parece inmortal este amor,
los días se detienen exactos,
uno tras otro,
llenos de encuentros
como en las fotos que veía
por esos días.
Ahora solo tristeza
en mi amada.
en mi amada.
Tuve que partir
hacia lo soñado, irretornable,
dejé, de tan niño, de existir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario