PINTURA FRESCA
En el origen, fue la política
La historia
comenzó una noche de setiembre de 1973, en el marco de una reunión de amigos,
con la excusa de escuchar grabaciones nuevas de la trova cubana -Silvio
Rodríguez y Pablo Milanés- casi desconocidos en el país por aquella época. En
aquella juntada de jóvenes típica de la década de los 70´, se cantaban folclore, candombes
uruguayos y se comenzaban a conocer las composiciones de Silvio y Pablo. La
situación política en Uruguay y la
Argentina ya empezaba a ser difícil para los jóvenes, fundamentalmente, si
tenían barba y pelo largo. En Buenos Aires
vivían casi tantos uruguayos exiliados como en Montevideo. Uno de ellos,
Carmelo, animaba la reunión con la
guitarra. También estaba Roberto Mario,
dueño de una pequeña empresa de pinturas de casas, en la que varios de
los presentes solían trabajar cuando necesitaban. El Pirí, el Pelado, juan,
Carmelo y el propio Mario Roberto se dedicaban a refacción y pintura. Este
grupo compartía idearios políticos,
gustos musicales, formas de vida. Roberto era el mayor del grupo, el único
casado y con una familia consolidada. Tenía un concepto bastante conservador
mezclado a un gran nivel intelectual “progresista”.
No eran solamente hombres en la reunión,
entre las chicas se encontraba la bella
Evelyn, una hermosa rubia de 17 años, que rápidamente quedó impactada con la
presencia de Carmelo, uruguayo de 24. La vida era eterna en 5 minutos, decía el
poeta, al definir la época.
El compromiso:
Temprano por la mañana, Carmelo y Evelyn
llegan a la casa de Roberto Mario
- ¿Nos llevas hasta el Tigre, adonde sale la lancha para el Uruguay? Esperaremos
allí hasta que Evelyn sea mayor de edad y luego nos
casaremos. -Carmelo está preocupado y
Roberto se niega:
- Esto
es una locura, Carmelo, vas a cometer un delito, el padre está muy preocupado y
es capaz de cualquier cosa, te puede llegar a denunciar por secuestro de una
menor. Piénsalo bien,
- Si te preguntan por nosotros, decís que
fuimos a Salta.
-Bueno Esperemos que salga todo bien.
Días después
Son las 18hs de una tarde de noviembre de
1974. El Falcón verde gira a gran velocidad
y hace derrapar a las gomas, cruje el pavimento, frena de golpe. De él
bajan cuatro hombres armados. El frio de la tarde toma calor, los hombres no
dudan, el barrio de Parque Patricios está
tranquilo. Las caras de los tipos se transforman como las de las hienas Por detrás del auto de Roberto Mario que
descarga elementos de pintura, los hombres lo golpean y lo ponen dentro del
baúl con la cabeza tapada por un trapo. Y un frío antártico lo envuelve y
endurece su cuerpo. Cinco minutos después paran, abren el baúl del auto y bajan
violentamente a Roberto Mario. En el movimiento, él puede ver que está en la
comisaría 28, en su mismo barrio. Ya
dentro, lo dejan tirado sobre el piso de una habitación. Por la cabeza de
Roberto aparecen infinidad de suposiciones: mis hermanos militan sindicalmente,
será por eso.
Media hora
después, se abre la puerta de la celda y entran cuatro hombres con sillas. Lo
sientan a la fuerza, lo golpean y, con las sillas, arman una especie de cuadrilátero,
prenden luces y comienza la golpiza. L e muestran fotos de supuestos
guerrilleros, advirtiéndole que tranquilamente lo pueden “confundir” con esos.
Con solo hacerlo aparecer muerto en un enfrentamiento supuesto, la cosa se
saldaría.
-Sí, sos vos éste,
mirá. Sí, este también sos vos. Flaco,
tu situación es muy comprometida, che. Ahora, si nos decís dónde está la rusita
Evelyn, se termina todo y te vas.
Roberto comienza
a entender la visita de la noche
anterior: Don Samuel, padre de Evelyn, le había advertido que iba a hacer cualquier
cosa por recuperar a su hija de la mano de ese negro uruguayo vago de mierda “que
se llevó mi joyita adorada “. De repente uno de los hombres lo ubica en la
realidad con un palo de goma contra sus
piernas.
-Vas a decirnos
dónde está la rusa, che. No seas boludo, te metiste en un quilombo grande y
tenemos órdenes de encontrar a la nena. Pensalo, con dos palabras vos te vas de
aquí, ¿entendés? Y vos sabes que nosotros por 15mil dólares te despellejamos
vivo y te dejamos tirado en la calle.
- Lo único que
yo sé es que se fueron a Salta. – El grito de Roberto Mario se pierde junto a
los hombres que desaparecen del lugar mezclados con el eco de su voz.
Cuando ya
parecían perderse para siempre en la distancia, uno de ellos gira y retruca:
-No nos mientas
porque en 10 minutos sabemos la verdad, ¿entendés?, no te compliques.
Algo en el tono
de aquel hombre despierta un escalofrío en Roberto Mario. El escalofrío tira de
su lengua y lo obliga a hablar:
-
Está bien, yo sé que se estaban por ir a Salta o a Uruguay.
A
la distancia, el gesto con el cual los hombres reciben esta información queda
oculto en la oscuridad.
-Bueno, veremos.
Cierran la puerta. Roberto se agarra de los pelos,
“No puede ser, no puede ser, Carmelo y la puta
madre qué te parió”.
Mientras tanto,
en exteriores:
Mientras tanto,
la mujer de Roberto Mario llega a su casa y encuentra el auto abierto y con las
llaves puestas. Un pariente del escalofrío que por esas horas ya no abandona el
cuerpo de Roberto Mario también pasea por el cuerpo de su mujer. Urgente
reunión familiar y de amigos. Todos se miran sin mirarse. A las 23, la denuncia de desaparición está radicada en
la comisaría 28. El comisario se
compromete a investigar lo sucedido.
Interior, día
siguiente:
Al otro día y
luego de una noche muy triste, Roberto se siente
desahuciado y profundamente pesimista. Dos horas después de la salida
del sol. De pronto abren la puerta. Los tipos lo toman de los brazos:
- Ya está, los
localizaron en Uruguay.
Las palabras
actúan en el cuerpo de Roberto Mario como un contra- escalofrío. Pero
inmediatamente el temor se apodera de él en forma de un
invierno helado que lo toma por completo. ¿Y ahora qué?
Lo llevan a otra
oficina y, luego de unos minutos solo,
sentado a la fuerza frente a una mesa apenas iluminada con una tenue luz, una voz le hace levantar todo su invierno
y alerta su mirada:
- Buenos días,
soy el comisario y le quiero pedir disculpas. Los muchachos fueron contratados
por el padre de la chica y utilizaron la sede policial. Usted se puede ir ya y
se terminó el problema.
Acomoda su
abultado vientre y agrega:
- Por su salud,
no denuncie esto.
Un silencio se
apodera de la sala. El invierno sale del cuerpo de Roberto Mario e invade el
lugar. Hay una lucha en el aire: un calor tenue- como una promesa- le pelea al
frío, cuerpo a cuerpo.
- Disculpas
nuevamente.- El remate del comisario no toma partido ni por frío ni por calor.
Roberto Mario se retira. El
combate entre invierno y calorcito queda atrás.
Las conveniencias:
Desde el primer día, Carmelo y Evelyn (pasado?)
comienzann a hacer planes.
-
Queremos vivir juntos,
muchachos- repite Carmelo entre sus amigos. -Si yo no puedo resolver esto en mi
vida, menos podré hacer una revolución, camaradas.
Carmelo emigró desde el Uruguay, después de ser encontrado a punto de pintar sobre una pared la frase
“militares hijos de p”. Entonces fue detenido por “intento de vilipendio a las
Fuerzas Armadas “. o tiene ganas de una nueva mudanza. Ni se ve con posibilidades.
– Mi padre quiere
que yo estudie en Francia. Soy
menor de edad, pero en cuatro meses y ya podré decidir sobre mi vida. Cuando
termine la secundaria, me mandan a una especialización ya contratada en el
viejo mundo.
-Imagínate,
Evelyn, yo vivo en una casa prestada con cuatro compañeros. No te puedo llevar
ahí a vos.
La casa muy
abandonada sirve de vivienda a un grupo de militantes políticos que utilizan el
lugar para reuniones de discusión y
adoctrinamiento. Ese local supo ser un almacén destacado del barrio de
Monserrat. Y luego fue abandonado. Dentro, aún se conservan la heladera y el
mostrador. En un rincón, la balanza. Hay
cuatro camas y una mesa, sillas de madera, las paredes expresan las
ideas políticas del grupo, fotos del Che y afiches diversos amortiguan la vista global.
Varias pintadas concluyen el collage, “Viva la compañía de monte, Ramón Rosa
Giménez” . La vieja heladera sirve de biblioteca política muy actualizada.
-
¿Sabes qué pasa, Evelyn? Yo no
tengo plata para bancar una relación
hoy.
-
¿Y si vamos a vivir al Uruguay, con tu familia?
-
No, Evelyn,
imposible, yo no tengo ni para comer allá, mi madre vive sola,
es francesa y mi padre vive en algún lugar de Europa, vaya uno a saber.
-
Yo quiero vivir con vos,
Carmelo, no quiero estar más con mis padres, quiero estar todas las noches con
vos.- El diálogo recurrente entre la
nueva pareja preocupa y atormenta a Carmelo. Por las noches se repite el “no sé
qué hacer, muchachos”, cuando se reúne con sus compañeros. ¿Y por qué no hablar
con Don Samuel y arreglar que compartirían a la nena?, se escucha entre algunass
de las conclusiones sugeridas.
Salida lateral:
Cuando se abre
la puerta de la sinagoga, Carmelo aparece muy cambiado, con un jacket impecable
detrás de Don Samuel y de Evelyn. Su
barba recortada y su pelo prolijo y más corto.
Dentro de la
sinagoga, ningún amigo del uruguayo está presente; sí, toda la colectividad Judía
vestida de lujo, con impecables zapatos
nuevos y grandes peinados de peluquería. D diversos perfumes acompañan la
ceremonia tradicional. Se nota que Don Samuel ha tirado la casa por la ventana.
Luego de la
fiesta, Evelyn cumple con el mandato familiar y viaja a Francia. Carmelo marcha a cantar y a ganarse la vida en
Europa.
Cinco años no son nada:
Cinco años
después, Carmelo vuelve a Buenos Aires y se encuentra con Roberto Mario.
Son casi 7 años desde que lo acompañó a tomar
aquella lancha al Tigre. Reunidos en el jardín de la casa de Roberto y debajo de un enorme sauce llorón, comparten una
cerveza como tantas veces lo habían hecho.
–Carmelo, qué carajo te pasó, nos
jugamos la vida por vos y ni te dignaste a venir y contar cómo siguieron las
cosas- Roberto Mario se alisa el poco pelo que le queda, como quien quisiera
ocultar lo entrecano del tiempo.
.- Por qué decís eso, Roberto- Carmelo a
quien también se le nota el paso de la aventura por su cuerpo, con su rostro y
manos intenta explicar. -Yo la pasé muy
mal, me encontraron en Uruguay y me detuvo la policía, me denunciaron por
secuestro de una menor y me obligaron a casarme. Todo fue muy rápido, viajamos
a Francia con Evelyn y ella aún está por
terminar sus estudios. Yo estoy recorriendo Europa con mi música.
-Bueno, los felicito, lograron sus sueños Y
a mí casi me matan por ayudarlos-Roberto ponía su mejor cara de hombre grande y
comprensivo -Yo no sabía nada, ¿qué paso, che?
- Para qué te cuento…- la cara del uruguayo
refleja la gravedad del relato.
-¿Y cómo está Evelyn?
.- Mira, Roberto, me imagino que en París.
Hace seis meses que no estamos juntos, ella anda con un compañero
psicólogo y yo con una amiga catalana
que canta a dúo conmigo.
- Mira cómo son las cosas. Y todo después
de que a los dos se les cumplieran los sueños… En cambio yo, aquí sigo,
laburando con la maldita pintura. - Roberto “el gran hacedor de la felicidad de una pareja
que ya debe tener hijos y comer perdices” está lleno de amargura. Con esa mezcla de ternura y desazón, se para y lo abraza a Carmelo.
- Che, ¿querés unirte otra vez al equipo de pintura?