martes, 28 de mayo de 2013

Blanco y cresta, un poema de Eran MInuchin, mayo de 2013

 Volver a la pluma,
                          que se hunde en el tintero,
 desde   el orgulloso gallo: blanco y cresta.

Es una espada, sí,
                      apunta hacia adentro, más bien a la izquierda,
          después, también a derecha. 
Traduce, pincha, corta,
en torno, también industrial.
Gira.
Ante la piedra no se frena y es dentista cruel.
Ahora dirás, 
               ¿contra quién, la guerra?
Al instinto no se le puede,
Entonces, 
                     ¿contra quién apuntás?

Quiero
ser el piloto,
             el vacío mismo del abismo,

                 caer,
                             solo caer.
 Estar en la balanza,
                   que pesa y mide,
Y ahí, en  equilibrio:
                                 la estocada.

Eso es la maestría.
Enseñar.
                    Ahí, es por ahí,
 agrupar  fuerzas  en la alquimia
 que cubre de plateado su deseo
y de oro
             que da
que abre.
Abrir.
Que se abran las puertas,
Vamos a salir.

Blanco y cresta.
Vamos.

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