Tal
vez el ocaso espere.
Ahí va mi abuelo, entre todos los grises en el blanco
y negro
de fotos
sobre una caja
por un estante
sombras
manchas
un recuerdo
Fina imagen
de cartón
brillante y
opaca
bajo mi mano.
Ahí va su voz en la mirada abuela
en el silencio madre.
Intacto, roza
mi piel temprana
se despereza y trae vientos
polvo sin
arcoiris.
Él no envejece, en su vacío.
Vendrán aires de
fuego
Vendrán aires de agua
Entonces,
sus grises
cabalgarán
mares de luz
O simplemente diré:
¡Ahí va el
abuelo!, húmeda ceniza.
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