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Después
de una largo día de trabajo,me senté a descansar y fumar un cigarrillo.Metido
en mis pensamientos mirando al suelo,me olvidé por un momento del mundo.
Sentí que alguien me observaba,levanté la
vista y vi junto a mi,un enorme cerdo mirar con los ojos eyectados de sus órbitas,llenos de
sangre.
No dejaba de mirarme,-Me
sentí bastante incomodo-
-¿Qué te pasa que mes ves
así?-Aflojando el nudo de mi corbata-La ciudad permanecía indiferente-
-¿No te diste cuenta?-El
calor de enero se hacía isoportable, solo había un poco de frescura a la sombra
de los frondosos árboles de la 9 de julio-
-¿De qué tengo que darme
cuenta?-Las gotas de sudor corrían por mi frente,me sequé con el
pañuelo.Deseaba tomar algo fresco-
-Ellas nos quieren quitar
todo-Mientras se frotaba su enorme abdomen que casi tocaba el piso,y la baba caía
por las comisuras-
-¿Ellas quienes?-Estaba sorprendido-Una ambulancia pasó a toda
velocidad, seguro hubo un accidente-
-Las hienas inmundas,que se ríen sin parar,y danzan en ridículas
comparsas-La basura de esta sociedad-Mientras tanto, los gorriones juegan en las
copas de los árboles,ellos si son libres.
-¡Ah,ya te voy entendiendo-¿Pero no te parece que las hienas también
tienen derecho a vivir?Y además qué te quitan a vos?-El sol era una puñalada
sobre mi cabeza,quería volver a casa-
-Ya veo,estás de su lado-Mientras mostraba sus enormes colmillos
sedientos de sangre-
-No te equivoques,no estoy de
ningún lado en particular,tan solo intento ser justo-Venía un agradable olor a
garrapiñadas, que un amable viejo preparaba en la esquina de corrientes y Carlos
Pellegrini-
-¿Y te parece justo que nos quieran sacar a nosotros,para darles a esas
hienas?-
-Antes,mucho tiempo antes,ustedes les quitaron todo a ellas,es tiempo ya
de repartir algo-¿No te parece?-Tragó saliva,se rascó la cabeza bufando-
-¡No,no me parece!,ellos son distintos,son una especie inferior a
nosotros,no se merecen nada de nada-Y luego vomitó bilis venenosa y maloliente-
Al rato de estar hablando con este cerdo desagradable y
asqueroso,empezaron a llegar desde todas las calles de Buenos Aires,más y más
cerdos organizados como un ejército.
Vociferaban insultos y blasfemias contra las hienas.
“Que se vaya”,decían algunos,”Que se mueran”,otros,
“Queremos vivir libres de hienas subversivas”-La cuidad continuaba
adormecida,una tenue llovizna alivió algo el calor-
El hedor a cerdo,pronto se hizo insoportable.
Los gritos sonaban como truenos en una noche
de tormenta.
Los cerdos tomaron la ciudad,se devoraban todo a su paso.Entraron en
lugares de comida y se comieron cuanta hiena se les cruzaba en el camino.
Era un espectáculo aterrador.
Subían a los colectivos en busca de más hienas que matar.Los niños
lloraban asustados.
Sus madres los protegían como podían,pero algunos eran arrancados de sus
brazos,sin piedad
La policía no estaba…
-¿A dónde se Habrán metido?-La lluvia ya era intensa,había refrescado
bastante-
Yo todavía me salvo,¿quizás piensan que soy uno de ellos?-
Seguían llegando más cerdos,ya era una ciudad
de cerdos.
-No quedó ni una sola hiena-
Los cerdos se dirigieron presurosos hacia la
casa rosada.
Destruyeron todo a sus paso,y llenaron de
veneno las calles.Eso sí,se detuvieron frente a la catedral y rezaron por sus
almas puercas.
Luego tomaron la casa de gobierno y se comieron
a todos los que allí estaban.
Luego, en un breve pero sentida ceremonia,proclamaron
al cerdo mayor presidente de la Nación Argentina.
Ahora,están satisfechos,la paz y el amor reinará sobre es te país.
-Las hienas ya no
ríen, ni danzan sus comparsas-
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