jueves, 11 de julio de 2013

La heladera en mí, un poema de Pablo Cecchi, julio de 2013

La heladera  en mí


Me retuerzo desde mi nido,                       mi hogar,
junto a mis hermanas,
estoy verde, no me dejan salir, como canta Charly,
mis ojos de reptil,
detectan zonas de calor,  
                                       tengo que absorber para mí
la presa inquieta, yace en mi lecho,                        mi nido,
mi lengua se agita,          sale y vuelve a entrar,                   RÁPIDAMENTE
al menos por hoy,
doy vueltas y más vueltas,
abro la boca, bostezo y doy mordiscos exagerados
al vacío,
                        después, a la comida,
desayuno, almuerzo, merienda, cena
en mi mente, pero en la realidad
pierden su orden o tamaño,
adoro comer, engullir,                  odio masticar,                   trago
como un imbécil,             como Homero Simpson,               como los gansos,
me veo serpiente,
rayado a la vista,              así dicen que soy,            distinto,               me dejan a un lado,
o enveneno fácilmente,                                                               será tanta mi soledad
o el miedo que da mi rostro       frío,
mi corazón de piedra,
cepillo estos dientes a presión
y afilo los colmillos con una lima.

Y, cuando la captura se acerca,
la heladera, mi presa, dormita, como siempre,
sumida en el frío y eléctrico ronroneo,
                perpetuada en su cometido de  ser llenada,
                                 vaciada,              una y otra vez   
                por mí, mi familia
y otras personas-reptiles…
reptamos hacia ella,
 es la cima, nos da la vida,            madre nuestra,
incubadora de la energía creadora,
heladera salvadora,
mis ojos ya no se cierran,             necesito estar en espiral,
salir,

                   volver a entrar,
una forma que nunca se cierra la mía,
 la de la víbora.

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