viernes, 1 de marzo de 2013

Roberto Aguilar inaugura el 2013!


                                       Pulsaciones poéticas

1
     La sangre hace ruido en tus pies cuando los sauces lloran sobre el lago.

2
     Una rosa arrancada de la tierra por generosa mano a otra mano, se hace canto derramado entre el baile de los  pájaros.


3
     Cruza el cielo la golondrina, cruza los montes, los ríos, te cruza a vos
de lejana mirada.


4
     La distancia nos une, amor de primavera, cada vez más lejos, cada vez más cerca.
     Olvido y memoria de un ángel.


5
     Los ídolos se reúnen por la noche a hablar con los muertos, mientras la
más viva, la eterna ilusionista, ¿con quién se juntará después de haber partido?


6
     Las manos atesoran el espanto de la noche. El corazón las compra y las
vende a la luz de los ojos.


7
     Al mirar tus ojos, veo el celeste cielo. Al mirar los míos, la noche honda.


8
     Hoy, gasto palabras de amor, desmayos, angustias, pongo al tiempo contra el techo y lo miro. Mañana, volveré a hacer lo mismo.


9
     Las raíces se pudren bajo el nogal ¿Cuánto tiempo necesitaré para volver
a ser madera, flor y río?


10
     Mañana la tarde, hoy la noche, pasado la lluvia, luego el arco iris.
Un ángel pellizca mi corazón y cae al mar.
 11  
        Alegría  cerca de la luna,
         Alegría  bajo el resplandor de las estrellas,
         Alegría de  casi nada: un punto entre el cielo, la tierra y el infinito.


12
      La razón balbucea con los gusanos. El cuerpo la atrapa y la hace
mariposa.


13
     Un puñado de arena es todo lo que necesito para ser libre.


14
     Las voces del cañaveral amortiguan mi locura,
el silencio se hace trizas y la seduce. Es cielo, lluvia, aire, palabra mojada
y murmullo del viento en mi corazón.


15
     Entre mi silencio y yo no hay nada. Solo palabras mudas, desesperación
y abandono. Entre vos y yo, un volver a empezar.


16
     Te doy una rosa, un clavel, pongo en tu cabeza una guirnalda de flores.
Descubro tu velo y el misterio se hace sonrisa sobre mis ojos de mirada reflejada.


17
     La llanura es torva. Hay algas, hormigas en mi memoria. La razón usa
camisa de fuerza; mis pies, alas. El corazón se detiene después del amor.


18
     La angostura de la noche. La delicia de no tener al tiempo. Sueño que no soy,  me pierdo en lo oscuro en busca de una mirada.


19
     Salgo a cazar bajo la noche fría, salto la ventana de mi memoria, entro
al olvido, agito mi guadaña y corto palabras. Ella flota sobre la superficie
del lago de mi desesperanza.


20
     Soy extranjero en todas partes. Mi país es el desierto ¿Qué era yo cuando
me echaron de los bosques?

    
21
     Apresuro a beber de tu sonrisa, como un viejo ciego, muevo los hilos de mi memoria de niño, para hacer de ella un color perdurable.


22
     ¿De dónde viene? Entra en mi casa como el duende de la noche más rica. Trae el sol, lo pone en mis ojos. Deja caer la luna sobre mi boca,
y- con mi nariz- hace un templo espejado de húmeda tierra.


23
     No hay nada más que decir. Pongo silencio sobre silencio hasta ser  
tumba de palabras y te escucho.


24
     Llamo al amor como se me antoja, menos esperanza u olvido de haber
naufragado sobre el verbo.


25
     Vivo enamorado, pero nada. Y  la nada muere apasionada por mí.


26
     El mundo envidia que formo parte de las cosas sin nombres.


27
     Estoy hecho de amor. Es decir de endechas, reciclajes, entierros, insomnios, lágrimas, sonrisa de un arco con una flecha que desangra
mi corazón.


28
     Murmullo: una gota tras otra cae sobre el río. Los muertos desean
a los vivos su sed de amar.


29
     Pasos que rondan la casa. Claridad de la luna. Llegan sombras en donde no hay sombras. Alguien enciende una vela cuando no estoy.


30
     La arena: granos perdidos, luego encontrados por los pies, por las manos
levantadas al viento de la medianoche, a la brisa del deseo.


      
 31    
       Huellas sobre la hojarasca, entre la hierba quemada. El llanto del viento,
la risa y la cascada se van lejos. Un rayo cae y mata a un ángel.


32
     Nadie se escapa: se dan las manos, te ponen collares con perlas negras, regalan mariposas de madera y escriben poemas donde está la noche, ellos vos y yo.

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