lunes, 18 de marzo de 2013

Hoy no pienso estar viva todo el día, por Cecilia Miano, marzo 2013


Hoy no pienso estar viva todo el día

          Hoy titubeó antes de entrar. Se quedó seca,  las lágrimas de alegría que  sobrepasaron mis tropiezos rosados y anclaron en lo alto. La charla con Cristóbal me revolucionó, (espero que sea revuelo y no  conquista).
      Se huele, es aire fresco.
    Reír y llorar.
                                      Llorar de la risa.
     Vivir de otra manera,
                                                                                                         al filo y adelante…
      La noche llega rápido, los aplausos en el corredor de la casa de Clara la despabilan, la voz y la penumbra ensombrecen la pregunta. Los diarios de la semana pasada ¿dónde estarán?, ¿quién podrá decirme si están bien o no?, ¿quién corrobora las palabras de ayer?
     Clara despide a la vecina, sus gallinas prolíferas hacen festejar con budines y flanes, el aroma a caramelo pasea por el barrio. Las conversaciones juguetean  pero  Enriqueta no aparece.
    Juanita, con enojo, dice
    -Hoy no pienso  estar viva todo el día- La torta se le quemó y el puchero no tiene el apio necesario, pero ella sigue aguerrida.
    Clara se enteró por casualidad. Los pasos desprendieron la pregunta y la respuesta irrumpe. ¿Enriqueta?, yo creo que murió hace unos meses.
    La noticia explota en las manos llenas de ganas de hacer. La vereda se lo contó, sin embargo, ella no escuchó. Hubo pistas regadas en la calle, tierra, ventana cerrada, planta sin mucha agua, aroma a soledad y nada bastó para descubrir.
     Hoy titubeó antes de entrar. La pr´xoima vez que la vea venir, con sus aires de siempre lo mismo, le cierro el paso con sus propias lárgrimas secas. Obstinada y bella soledad. 


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