miércoles, 30 de octubre de 2013

Bellos "cortitos" de Diego Soria, octubre de 2013

SAN EXPEDITO

                Se aferra al pasamano, avanza un poco, se inclina y entrega una estampita de San Expedito. Un paso más, otra estampita desciende hasta un pasajero. El colectivo avanza lento, por momentos frena como camión de carga. Entrega una estampita a un estudiante al final del pasillo, la rehúsa fastidioso y entonces la frenada, el intento inútil, los dedos buscan urgente el pasamanos que ya no está, San Expedito crucifijo en alto se desparrama bajos los asientos, la mano a tientas quiere levantar el resto del cuerpo. Algunos pasajeros lo incorporan, juntan las estampitas.
                Al fin se levanta, toma las estampitas con el muñón izquierdo, el pasamanos con la mano solitaria, entonces, vuelve sobre sus pasos a recoger moneditas.      

                El arco silbó en el aire antes de acariciar las cuerdas, entonces el  cello sonó, Bach renació en el aire.
                Guiño de eternidad para quien reverdece en cada armonía, en la vibración del abeto que de memoria propia tiene su música de nieblas, de cantos salvajes y ahora también de preludios en sol mayor.
                ¿Qué otra cosa, la eternidad, si no este ardid a la finitud?

                Fuera Bach a la tierra de la mano de la muerte y de la tierra al abeto de la mano de la vida, a las cuerdas tensas, a estas melodías, a este ardor en fantasías. 

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