miércoles, 16 de octubre de 2013

Un poema de Diego Soria, · "Encorvada", octubre de 2013

Canes

Entre las nubes vienen, siluetas de la muerte,
                   su carga de truenos.
 enumera nombres al éter,
 Y la radio
                más allá,
 tamborillea la mesa los dedos que la rozan
al calor de la compañía.
Cuando las botas se acercan y los canes husmean,
la vida se silencia, aprieta el músculo,
se baña de tiempo cenizo.
Forzosos fantasmas…
Vuelan el horizonte las naves vacías,
tras de sí las tormentas.


 
 Canes

Entre las nubes vienen, siluetas de la muerte,
                   su carga de truenos.
 enumera nombres al éter,
 Y la radio
                más allá,
 tamborillea la mesa los dedos que la rozan
al calor de la compañía.
Cuando las botas se acercan y los canes husmean,
la vida se silencia, aprieta el músculo,
se baña de tiempo cenizo.
Forzosos fantasmas…
Vuelan el horizonte las naves vacías,
tras de sí las tormentas.


 










 Canes

Entre las nubes vienen, siluetas de la muerte,
                   su carga de truenos.
 enumera nombres al éter,
 Y la radio
                más allá,
 tamborillea la mesa los dedos que la rozan
al calor de la compañía.
Cuando las botas se acercan y los canes husmean,
la vida se silencia, aprieta el músculo,
se baña de tiempo cenizo.
Forzosos fantasmas…
Vuelan el horizonte las naves vacías,
tras de sí las tormentas.

  





Encorvada

 Paciente,
espera saquear su memoria,
encorvada
                  al misterio,
despierta  tinieblas,


manotazos al aire en el bosque
invoca  ausentes,
                     susurros agotados,
junta los labios, suelta un bufido,
se encorva.
El manto gris cubre las penas,
                          rugosas manos, la voz
cierra los ojos,
inmóvil, inmóvil, inmóvil,
aguarda el silencio,
despierta,
y en cada despertar algo duerme
para siempre,
                    a tientas reconocible,
arrancan cada paso a la tierra,
cae,



de una vez,

la memoria en las tinieblas. 

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