lunes, 27 de octubre de 2014

Prosa poética de Mariano Botto, octubre de 2014



Octubre hilvana los dedos de la tejedora. Caigo en un cruce. Palmas primaverales abiertas a la orilla sigilo bajo la piedra. Ella cruza el páramo del telar, regresa y dice: “Este adoquín arrancado por cartaginenses y romanos es montaña y cantera”.  La canción de eucaliptus nos empapa de tierra húmeda y, en cada gota, altamar y polvo. Tejido, enredos y puntos.  Rumores del hierro sobre los reposos del río.  Simulamos la piel erizada tras el paso del tren. Mis rodillas parten el mármol desgastado; sangro sobre sus escritos,  los maldigo.  ¿Dónde las vías perdieron las esperanzas, si el humo de las casas llegó  hasta su olimpo?  En la siesta del callejón, las ventanas comentan la trama, trepan por las terrazas y rodean viejas antenas, espías del brillo berreta. Las hebras me hablan de la tejedora. La mujer en telar, se teje punto por punto.  

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