Del mismo barro
Del original
nacieron los caprichos;
de Dios,
-de un soplo-
la arcilla parió a los hombres,
animales
al borde del océanos,
alzó el edén.
Y, con él, un miedo,
temor arriba,
al temor abajo
a las manos pródigas
hundidas en el cieno,
que moldean dudas
copias en arcilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario