martes, 2 de septiembre de 2014

Lectura de poemas del polaco Stanilslaw Grochowiak, por Gaby Ramos, septiembre de 2014

La separación de Stanislaw Grochowiak

                                                                                                              esta zona blindada
a las certezas
derrochadas en los intercambios falaces
del día
Anatomía de la noche. Claudia López

                Stanislaw en su poema “La separación”  propone la medianoche como emblema de algo que nunca acaba. Tendencia, acontecer, un todo que está siempre “casi” por terminar”. Tendencia, porque se aproxima siempre a lo mismo,  se puede hacer una analogía de la representación del concepto de infinito realizado por Arquímedes. Avanza hacia algo, pero nunca llega.
La medianoche cobra distintas formas, nunca llega a ser del todo. Completa, quita, se transforma. Pero no permanece. Tiñe, muta, se emplaza. Pero nunca llega a ser. Las separaciones amorosas tienen una forma parecida a la medianoche. Casi nunca se termina algo del todo. Ya no verá la medianoche, la verá en el mundo, en la muerte:

Debe haber una medianoche
que ya no veré,
la medianoche del mundo
y la de veinticuatro horas.
El tiempo y el espacio hilvanado
con la única estrella,
bajo la cual tan sólo
ha nacido la muerte
El olor de la medianoche yace
en los oídos de los muertos,
en las narices de perros pasmados,
en el sinfín de la nieve
y en las medallas de porcelana
por las que se asoman los niños,
quietos al fin.
El sabor de la medianoche pegado
a la mano aquella.
Cuando la toqué sabía a hierro
bajo un soplo de frío.
Desde entonces huyo a media lengua,
desde entonces
balbuceo. 
                La medianoche será de los amantes, de los “otros amantes”. Será palabra, será objeto velado, transformado, cobrará formas diferentes, efectos distintos, mutaciones. La medianoche será quien vele por el poeta, le dirá que el amor aún es, le dirá que ya no hay por qué preocuparse porque hay mucho mundo en las cosas: mucho mundo en el mundo. También le dirá que el mundo y las cosas pueden volverse horribles fantasmas y hasta en finales, ruinas y puertas tapiadas. Deseará que la medianoche lo ayude para no odiar a los amantes: el poeta volverá el mundo  tiniebla si lo quiere, para volver a parir la belleza.

para los amantes —el mismo afán
que para los muertos
La alcoba del amor que sea velada
con terror a Dios
Prohibido el acceso a los niños
Para los amantes —fúnebres en la dicha
el mismo atuendo
Antes de que se tapien las puertas,
se atranque la tierra,
el satín más pesado sobre sus cuerpos
se corroerá

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