viernes, 20 de diciembre de 2013

El imperio de la vid, el sol y los olivos, por Pepe Carvalho

EL IMPERIO DE LA VID, EL SOL Y LOS OLIVOS

Vinos Vesubio y el sol. Los mejores del imperio romano. Las calles prolijamente armadas con pisos de roca, las viviendas todas de rocas y hermosos jardines. A la vista, la casa de los Berssucco y los Betis- Antonio y Ana- cerca del monumento a Júpiter y entorno del Odeón, gran teatro público en la misma cuadra del prostíbulo.  Enfrente,  la casa de citas -las prostitutas más difundidas del pueblo-, el local de “ Perfumes Betis”, con esencias de olivo- conocidos en todo el imperio- y, más allá, en las calles, los papiros en las paredes aún muestran la democracia pompeyana. Desde eses papiros, pedían el voto para sus clientes más conocidos “Votar a Cayo Betis para delegado municipal, es un buen ciudadano. El mejor para el cargo público”, recomiendan las chicas de Elsa.
 Durante una semana, temblores de tierra dispersaron cenizas del volcán, hasta que ese día de agosto, el Vesubio se cansó de avisar y alertar. La ceniza se convirtió en fuego y muchos de los 25.000 habitantes  se salvaron huyendo. 2500 fueron atrapados por la lava hirviente y quedaron  como testigos del hecho congelados durante 2.000 años. Permanecieron así,  en la última posición adoptada ante la explosión terrible.
 Hoy se puede recorrer la zona, degustar la vid y las aceitunas que todavía crecen, dignas como el mejor ejemplo de la riqueza que bordea el Vesubio. Ellas esperan aún  que Don Antonio vuelva acariciarlas. ¡Él no volverá! Pero los nuevos visitantes, vestidos con diversos ropajes de turistas, sí lo hacen.
Y volvió la vida al pueblo de Pompeya, cada mañana, con el sol como protagonista del acto central; con los vientos que llevan las nubes de aquí para allá. Y, cada tanto- como siempre-, llueve. Se recrea así el acto maravilloso de la vida. Qué hermosa ciudad, no existen casas altas, no hay luces de neón. Esta muestra de aquel mundo no es una postal, es tan real como el futuro, como el deseo. El  milenario cartel  aún indica
                  “Los carruajes deben respetar el paso del ciudadano”.
En algún rincón entre las piedras, el espíritu de Antonio recuerda la última copa degustada.


2/11/13                                    el JONY del Monte de ROBLES

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