De viaje
En mi cartera,
con cielo de estrellas
y tambores
de risas lejos,
apagaron
el fogón
de nuestra primera noche.
La manija,
una
espinita en mi amígdala;
Le
cantaste
tres horas calurosas
madrugadas en guardia,
así no lloraba.
En el bolsillo interno,
mi mechón de pelo anaranjado
“de cuando era pura estática”,
dijiste,
antes de dormir a tu lado.
Por un agujero del forro
escondo las fotos
donde
parecemos hermanos
y tus lágrimas en cautiverio.
Tu invitación al Planetario
en una solapa,
Júpiter se acercaba
y no pudimos verlo:
llegaba
la tormenta.
Tres besos fríos,
dos regalos olvidados
y un bretel más abajo
se traba el cierre;
se escuchan los fogones
donde tus cuerdas
callaron el canto,
llueve,
me pongo la cartera
y
te dejo.
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