Tilo,
tronco - corteza - piedra,
no te inquietas ante el viento más duro
que intente derribarte. Motor del más puro aire.
Te trepo y trepo desde tu raíz, hundida en el suelo,
como telaraña de pared de hilos cual venas o cabellera
sin remolino. Tus ramas conductoras de savia,
desde la gran columna marrón de piedra - tronco,
a manera de Ídolo, en múltiples brazos; rayos solares o de
bicicletas, terminan
en esos
verdes,
fantásticos
corazones, que
ahora veo desde la copa, la parte más alta, resplandeciente, ahí arriba y que creía inalcanzable, copa de oro, preciosa piedra que se mece desde lo más alto.
La persistencia me amordaza, tiñe de penumbras la floja y casual
chance de la suerte. Su tic tac explota en mis sienes.
Ya no quiero contar gotas de agua
o días de Verano. Libre
me quisieras
pues
sabés
cómo cedo
a tu sola presencia.
Sos segundos, no más que eso,
segundos del gran reloj que nos ilumina
desde el cielo, tu solo nombre, Tiempo, me amordaza.
tronco - corteza - piedra,
no te inquietas ante el viento más duro
que intente derribarte. Motor del más puro aire.
Te trepo y trepo desde tu raíz, hundida en el suelo,
como telaraña de pared de hilos cual venas o cabellera
sin remolino. Tus ramas conductoras de savia,
desde la gran columna marrón de piedra - tronco,
a manera de Ídolo, en múltiples brazos; rayos solares o de
bicicletas, terminan
en esos
verdes,
fantásticos
corazones, que
ahora veo desde la copa, la parte más alta, resplandeciente, ahí arriba y que creía inalcanzable, copa de oro, preciosa piedra que se mece desde lo más alto.
Tiempo
La persistencia me amordaza, tiñe de penumbras la floja y casual
chance de la suerte. Su tic tac explota en mis sienes.
Ya no quiero contar gotas de agua
o días de Verano. Libre
me quisieras
pues
sabés
cómo cedo
a tu sola presencia.
Sos segundos, no más que eso,
segundos del gran reloj que nos ilumina
desde el cielo, tu solo nombre, Tiempo, me amordaza.
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