sábado, 26 de febrero de 2011

QUÉ ES UN TALLER

Se asocia la palabra taller a un sitio de confección o reparación de algún objeto o mecanismo. En el ámbito de arte, el taller se vincula más con los artistas plásticos. Allí  trabajan- reparan y confeciionan- pero también prueban, se arrepienten, se equivocan, vuelven a intentar. En medio de toda esa tarea, de pronto, un trazo viejo, una mancha en la pared, un lienzo olvidado o un recipiente con material de desecho se encuentran con la vista o con la mano. Ese descarte- por un instante y bajo una nueva luz- se presenta como una oportunidad, un modo de completar una obra o una parte de ella. Incluso, al revés, puede acelerar una manera de provocarla, desviarla para que no se cierre tan pronto y poder continuar con el trabajo.
Los talleres, en el ámbito de la escritura, tuvieron distintas modalidades. Cuando no existían como tales, quienes escribían solían inventar rituales de encuentro- en bares, casas y clubes- para compartir , pedir sugerencias, intercambiar lecturas. 
Los grupos de lectura son más viejos. Cuentan que, de muy chico, Edgar Allan Poe solía entretener a las amigas de su madre con historias que escuchaba de los amigos de su padre, mezcladas con su imaginación. La tertulia y otros antecedentes deberían figurar en una estricta cronología. Pero la idea es simplemente mostrar que los actuales talleres no son- como dicen muchas malas lenguas- espacios de catarsis alternativos a la psicología. Quien escribe hace catarsis, cómo no; y se expresa, cómo no. Pero patear contra una pared o gritar también son modos de descarga y expresión.
Qué tiene, entonces- de particular-, un taller de escritura. Allí se confecciona y se repara con palabras escritas, se aprende a conocer las herramientas, a soltar la mano para poder combinarlas; luego de conocerlas, podremos incluso inventar herramientas nuevas.
Para utilizarlas y reinventarlas, deberemos poder "leerlas". Es decir, entender qué sentidos pueden aparecer al aplicarlas de modos distintos.


¿Quién puede esribir? El que tenga un deseo para ello. Toda biografía- toda existencia- es un texto que puede reclamar ser narrado o poetizado. La formación académica y la "cultura" previa  no garantizan nada. Bien usadas, serán unas herramientas más.
Una vez que está allí , al deseo habrá que ponerlo en acción.
Durante ocho años tuvimos, con un grupo de alumnos, una revista, "El Anartista". En varias editoriales de esa publicación, el lema era "deseo en acción".


"Deseo en acción", entonces, es una expresión que no responde como una certeza a la pregunta "quién puede escribir"; pero muestra un horizonte, una dirección, la posibilidad de una ruta.
 Ése es el desafío de este taller de escritura y lectura.

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